Fecha: 1988
Nacionalidad: Japón
Director: Katsuhiro Otomo
Reparto: Mitsuo Iwata,
Nozomu Sasaki, Tatsuhiko Nakamura, Mami Koyama
Por qué es clave: El
estreno de esta película marca el comienzo de la creciente
influencia de la animación japonesa.
Es perfectamente lógico que
Akira comience con una
explosión. Según el prólogo de la película, el 16 de junio de
1988, una misteriosa bola de fuego destruyó Tokio. Hoy, 2019, el Neo
Tokio reconstruido es una barriada ciberpunk
habitada por pastilleros, fanáticos religiosos, terroristas y
motoristas matones adolescentes como Kaneda (con la voz de Iwata) y
Ttsuo (voz de Sasaki). Ttsuo resulta herido en un brutal choque contra
un "niño anciano" grotesco (Nakamura), y es trasladado a
un laboratorio secreto, donde, con la recuperación, adquiere
extrañas habilidades psíquicas. Ahora Kaneda y el activista
antigubernamental Kei (Koyama) deben unir sus fuerzas para rescatar a
Tetsuo y desvelar el secreto de "Akira" y su conexión con
la explosión que destrozó la ciudad 31 años atrás.
Antes
de Akira, la mayoría
de los occidentales creían que la animación japonesa se limitaba a
series de televisión de dibujos animados como Speed Racer
(Meteoro), es decir, animación
para niños de efectos técnicos y doblajes extravagantes. Pero el
director Ktsuhiro Otomo (que previamente había escrito el cómic del
mismo título) dotó esta épica futurista de argumento complejo, una
violencia muy gráfica, imágenes alucinógenas, humor negro, una
banda sonora hipnótica, una atención al detalle preciosista y un
diálogo perfectamente sincronizado, salpicado de reflexiones
profundas sobra la evolución, la tolerancia y la aniquilación en
masa. Cuando Akira explotó, la civilización se vino abajo, pero
cuando lo hizo el filme (también el 16 de junio de 1988, día de su
estreno), la onda expansiva no sólo abrió camino a películas como
El viaje de Chihiro (2001)
y Ghost In The Shell (1995),
sino que además estableció nuevos límites para el arte de la
animación.