jueves, 31 de diciembre de 2015

PELÍCULA CLAVE: El imperio de los sentidos. Uno de los pocos filmes hardcore de autor

Fecha: 1976
Nacionalidad: Japón/Francia
Director: Nagisa Oshima
Reparto: Tatsuya Fuji, Eiko Matsuda
Por qué es clave: La obsesión erótica consigue el tratamiento sin censura que merece.


La filmografía japonesa, vista a través de la mirada desdeñosa de Nagisa Oshima, era un páramo de tediosas superproducciones de samuráis, dramas lánguidos y el ocasional monstruo de látex. "Mi odio por el cine japonés abarca absolutamente todo el cine japones", dijo en unas famosas declaraciones. Después se puso a rodar películas ferozmente iconoclastas, llenas de brío ,pasión y de las crueldades mezquinas de una cultura menos anémica.

Cuando la censura se relajó lo suficiente en la década de 1970 como para dejar de criminalizar la pornogrfía, oshima aprovechó la oportunidad y trató el sexo en la pantalla con el realismo desmedido que se merecía. Adaptó la historia real de la antigua prostituta Sada Abe, que en 1936 fue arrestada mientras vagaba por las calles con los genitales de su amante guardados en el kimono, y la transformó en una alegoría sobre la obsesión, el sadomasoquismo y la belleza inherente de la muerte y el derramamiento de sangre.

El filme de oshima no sólo resulta excitante: es toda una provocación en torno a los tabúes de las corrientes dominantes sobre el erotismo de la menstruación y la sexualidad de los ancianos y los niños. Además, tiene un final sobrecogedor.

Es difícil recordar que hubo tiempo en que el mundo aguardaba ansioso el nacimiento del cine porno chic, con filmes como Behind the Green Door (Tras la puerta verde, 1972), pero lo cierto es que la promesa de una estética de stag-film (cine para hombres) nuevo y digno nunca llegó a materializarse. En ese sentido, El imperio de los sentidos es una obra rara, una película que podría haber florecido sólo durante unos meses en la fina y frágil línea que divide el arte y la pornografía.



Violet Glaze