Fecha: 1996
Nacionalidad:
Estados Unidos
Directores:
Bobby Farrelly, Peter Farrelly
Reparto:
Woody Harrelson, Vanessa Angel
Por qué es
clave: Los hermanos Farrelly, con la constante esperanza de la que
dotan a sus personajes, retratan el romance en una pelea en un
aparcamiento.
Los hermanos Bobby y Peter Farrelly son los últimos grandes humanistas de
Hollywood. Bajo el barniz de grosería que recubre sus fabulosas
comedias, llevan a cabo conmovedoras investigaciones sobre la
relación entre la ignorancia y la inocencia de la raza humana. Su
trabajo es la expresión más noble de un estilo muy particular de
comedia popular en el que los chistes escatológicos y ese tipo de
gags no pretenden poner en ridículo a los personajes, sino que
ayudan a dar cuenta de terribles experiencias existenciales, en que
las debilidades del cuerpo reflejan las de la mente. Y cuanto mayores
sean las debilidades del personaje, más cariño parecen mostrar
hacia él los hermanos Farrelly, como se muestra en su película más
infravalorada, Vaya par de idiotas,
que la crítica despellejó cuando se estrenó en 1996, quizá porque
ese humor grosero no quedaba mitigado por ningún elemento que
pudiera servir de promoción (como la presencia de una estrella como
Jim Carrey en su obra de 1994, Dos tontos muy tontos).
Sin
embargo, el tratamiento satírico de la cultura popular (y del
fetichismo con los pechos) del largometraje lo convierten en digno
sucesor de otra road movie cómica
estrenada cuatro décadas antes, el clásico de Lewis y Martin
dirigido por Frank Tashlin, Loco por Anita. Pero
mientras que este último trataba de aproximar los objetos que se
caricaturizaban, los Farrelly ponen de relieve el mensaje de
esperanza y de perdón hacia sus personajes en ciertos detalles,
aunque no lo hagan con ninguna elegancia. Lo que sin duda es un
momento fundamental del romance del jugador de bolos manco
interpretado por Harrelson y la exuberante mujer encarnada por
Vanessa Angel tiene lugar durante una desagradable pelea en un
aparcamiento (con puñetazos y patadas no solo en la entrepierna), al
ritmo de la música del tema de Love Story.
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