Fecha: 1963
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Jack Smith
Reparto: Frances Francine,
Sheila Bick, Dorolores Flores/Mario Montez, Judith Malina
Por qué es clave: Dirigida
por un genio underground, esta
película influyó enormemente en Andy Warhol, Werner Shroeter, Nan
Goldin, Mike Kelly y otros.
Estos
43 minutos de metraje en blanco y negro -rodados en películas
desechadas y a veces tan dañadas y descoloridas que crean un efecto
surrealista de blanco sobre blanco- cambiarían los medios de
comunicación estadounidenses para siempre. Bajo una banda sonora
completamente desincronizada que va de un silencio inquietante al
latin pop, el rock and
roll, la
música de películas de serie B de Mario Montez y un divertido
diálogo sobre cómo hay que quitarse los restos de pintalabios del
pene, la película va mostrando imágenes fracturadas y descentradas,
algunas estáticas, otras frenéticas. Cuerpos de género incierto
(drag queens,
tipos
musculosos con las axilas peludas, barbas y pintalabios, e incluso
mujeres de verdad) se mezclan ingeniosamente con lirios blancos,
rosas, joyas falsas, ropa árabe, gasas y encaje...Es como un bodegón
enloquecido, como un eco de la más barroca puesta en escena de
Sternberg. Primeros planos de manos acariciando penes fácidos o un
pecho exquisito, de genitales femeninos en mitad de una escena de
falsa orgía/violación
en grupo, alternados con momentos de pseudonarrativa: la mañana
después de un bacanal seguida de un terremoto, el baile seductor de
una mujer española (Montez vestido de mujer) , una drag
queen vampiresa
a lo Marilyn Monroe levantándose de un ataúd...
La
película se originó en los espectáculos gay del Manhattan de la
década de 1960, una época de inocencia en la que uno se podía
pasar la vida bailando. Y Jack Smith quería que sus espectadores se
divirtieran. Según Susan Sontag, esta obra supuso el nacimiento del
camp, el
estilo amanerado y divertido. Flaming
Creatures se
enfrentó a una censura brutal tanto en Estados Unidos como en
Europa. Smith la retiró de la circulación, no volvió a estrenar
ninguna otra película y se sumergió en un estado de paranoia o
locura de genio que acabaría matándolo.
Bérénice Reynaud.
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