Fecha: 2004.
Nacionalidad: Estados
Unidos.
Director: Clint Eastwood.
Reparto: Clint Eastwood,
Morgan
Freeman, Hilary Swank.
Por qué es clave: Utiliza
la voz en off con moderación
para ofrecernos al mismo tiempo tres puntos de vista distintos sobre
un acontecimiento dramático.
Con dolor y gran peso en el
corazón, que podemos ver en el rostro y en sus movimientos, y en
contra de sus convicciones y deseos (como han dejado claro las dos
escenas anteriores), por amor a Maggie (Swank), la chica que lo
convenció para que la entrenara como boxeadora, con gran éxito,
pero con resultados trágicos, Frankie (Eastwood) acaba de poner fin
a su sufrimiento y a un futuro terrible, si es que acaso llegaba a
sobrevivir.
Frankie se ha colado en su
habitación del hospital, le ha dicho que iba a hacer lo que ella
quería, la ha besado y ha cumplido con dolor y eficiencia la tarea
que le había pedido. Le da un beso en los labios inertes y se
marcha, creyendo que nadie lo ha visto. Pero suponemos y luego
comprobamos que su compañero Scraps (Freeman) está escondido y ve
lo que ocurre, sufre por ambos y los comprende. La manera en la que Eastwood
muestra sus rostros a media luz y luego a Frankie marchándose en un
plano general -mientras la voz de Freeman explica: "Y entonces
se fue. No creo que le quedara nada"- transmite la visión
generosa y comprensiva que el director tiene de los tres
protagonistas de la película. Y la voz se revela como parte de la
carta que escribe Scraps a la hija de Dunn ("Deberías de saber
la clase de hombre que fue realmente tu padre").
Miguel Marías
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